Es uno de los tratamientos más útiles. Consiste en utilizar el ácido hialurónico de distintas reticulaciones y densidades para generar en el rostro diferentes puntos de apoyo, minimizando así, el efecto de arrugas y también minimizando lo que es la flacidez y la elastosis que se produce en la cara.
Además, solemos utilizar puntos muy específicos para que de esta manera optimicemos el producto. Solemos trabajar con cantidades elevadas de ácido hialurónico, usualmente, entre los 10/12 mililitros y el resultado suele ser espectacular.